
La presencia como un recurso curativo
Estar en un sitio, no significa que realmente estemos presentes. Es muy habitual encontrarnos en situaciones en las cuales nuestra atención y energía no están en sincronía con lo que está pasando. A lo mejor, alguien nos está explicando algo y realmente no estamos escuchando. Tal vez estamos viendo un atardecer esplendoroso y no lo podemos disfrutar.
La presencia es algo que se siente y se experimenta. Por ejemplo, podemos estar delante de alguien y no sentir su presencia. En este caso, sentiríamos su ausencia, su vacío.
La presencia es un estado de consciencia en el que podemos observar nuestra experiencia desde la calma y la compasión. Esto nos permite acoger plenamente lo que está pasando y a la vez utilizar la presencia como un recurso curativo.
¿Qué entendemos como presencia?
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Estar en presencia es habitar nuestro cuerpo.
En otras palabras, es unir nuestra mente a nuestro cuerpo. De este modo, cuando estamos presentes podemos ser conscientes de lo que estamos viviendo cuando lo estamos viviendo.
Por diferentes razones, todos tenemos momentos en los cuales nos desconectamos y dejamos de estar presentes. Esto nos impide experimentar con plenitud lo que sea que esté ocurriendo. En este caso, nos quedamos con la sensación de estar viendo una película o viviendo a la distancia.
¿Cómo podemos mejorar nuestra capacidad de estar presentes?
El canal de entrada para habitar nuestro cuerpo es la respiración. Por lo tanto, para sentirte presente, es necesario llevar la atención a la respiración y a las sensaciones corporales. No se trata de llevar a cabo un ejercicio aislado sino convertirlo en una práctica diaria. La idea es poder dedicar al menos un momento del día a parar y observarnos.
Una breve pauta podría ser la siguiente:
Busca un lugar cómodo. Aquí, te invito a cerrar tus ojos o bajar la mirada para que puedas ir a tu interior. Lleva tu atención a tu respiración. Observa como entra y sale el aire de tu interior. Puedes centrarte en tus fosas nasales, en tu pecho o en tu abdomen. Simplemente acompaña la respiración allí donde te sea más cómodo. Inhala y exhala. Con cada inhalación permítete habitar tu cuerpo. Con cada exhalación observa cómo estás generando cambios en tu interior. Deja que las olas de la respiración se expandan dulcemente y con ellas tu capacidad de estar presente.
No se trata de cambiar nada, simplemente observar: ¿cómo estás respirando hoy?
¿Cómo se puede usar la presencia como un recurso curativo?
Cuando estamos en presencia no juzgamos, simplemente acogemos lo que viene. Es por esta razón que se utiliza este estado de consciencia en psicoterapia para poder regular las emociones y también para permitir la transformación interna. A través de la presencia somos capaces de distanciarnos de los estados emocionales y por lo tanto de no ser inundados por ellos. Solo de esta forma podremos regular y entender mejor lo que nos pasa.
La incorporación del concepto de presencia en la terapia tiene en cuenta también el componente espiritual de las personas y no se centra solamente en la conducta o las cogniciones. La capacidad de estar presentes es a fin de cuentas lo que nos diferencia con las máquinas.