En las buenas y en las malas… sobretodo en las malas
Cuando un niño hace un berrinche nos está dando una señal clara: “estoy desbordado”. Más allá de la razón de este desbordamiento (hambre, sueño, sed, frustración) tenemos un sistema nervioso que necesita ser calmado. Es nuestra oportunidad para dejarle saber que estamos a su lado en las buenas y en las malas, sobretodo en las malas.
Cuando el sistema nervioso se calma no solamente que se acaba el berrinche sino que envía un mensaje al niño para que aprenda a calmarse él solo en un futuro.
Al ser calmado el niño reconoce que hay alguien allí afuera capaz de sostener sus emociones y que él es merecedor de esta muestra de afecto.
¿Qué nos está pidiendo un niño desbordado?
- Conexión para ayudarlo a tranquilizarse. Si lo pudiese verbalizar diría algo como “Mamá, no sé cómo lidiar con esto. Te necesito”. De cierta forma los adultos les prestamos nuestro neocórtex para llevarlos a otro estado emocional y desde aquí podremos redirigir la conducta. Una manera muy útil de conectar es ponernos a su altura y sobretodo no dejarlos solos.
- Que seamos proactivos y no reactivos. De esta forma podremos anticipar ciertas conductas y no reaccionar con nuestra rabia. En una situación en la que el niño está hambriento, cansado, enfadado o aislado es más probable que termine con una rabieta.
- Que utilicemos nuestros recursos:
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- Reducir palabras. Utilizar un lenguaje apropiado a la edad y esperar a que estén receptivos. Nadie puede pensar si está alterado.
- Aceptar las emociones. Queremos que el niño sepa que es normal sentir rabia y que la puede expresar aunque no de cualquier forma
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- Describir lo que está pasando sin entrar a criticar. De esta forma el niño también irá adquiriendo un vocabulario y una inteligencia emocional para poder describir lo que le está pasando y poder responder de forma más regulada
- Implicarlo en la disciplina. Que él pueda ser partícipe a través de la reflexión
- Subrayar lo positivo en lugar de centrarse sólo en lo negativo.
- Creatividad para encontrar soluciones a los problemas que se presentan
- Mindsight esto es lo que Siegel define como la capacidad de observar nuetra mente y la de los demás. Adaptando a la edad podemos ayudarlo a entender que no es víctimas de fuerzas externas ni de emociones internas sino un actor activo que se puede hacer cargo de lo que siente y lo que hace (igual que nosotros).
Nos necesitan en las buenas y en las malas…
El mensaje final que queremos enviar a un niño que hace un berrinche es que estamos a su lado, en las buenas y en las malas, sobretodo en las malas. Aunque no nos guste su conducta estamos allí para darle consuelo, acompañarlo y guiarlo a buscar una respuesta más apropiada. Para esto, como padres, necesitamos estar presentes (no sólo físicamente sino plenamente presentes).
Muchas veces los niños parecen estar “reservando” los berrinches para mamá o papá u otras personas de mucha confianza. Al punto que a veces los cuidadores nos vemos tentados en delegar ciertas tareas a personas más lejanas con quien el niño “aparentemente se porta mejor”. Esto sucede porque malinterpretamos su desbordamiento y lo vivimos como un problema en lugar de una petición de ayuda y una oportunidad para construir la relación y enseñarle a autorregularse.
Aún así, no tiene nada de malo pedir ayuda… es parte de reconocer que nosotros también tenemos nuestras necesidades. Criar hijos es duro, entregado y agotador… No podemos pretender ser padres perfectos.
Para saber más: “Disciplina sin lágrimas”. Daniel Siegel y Tina Payne