Amputarse el dolor
Muchas son las personas que entran a la consulta pidiendo “quitarse algo”, “cambiar cómo son”, “dejar de sentir lo que sienten”. A mi, esta demanda me evoca la imagen de una amputación “vamos a cortarte el dedo para que no te duela”. Esta promesa de alivio puede ser tentadora. Pero no deja de ser una posibilidad desesperada y a corto plazo para calmar un dolor profundo. Eso, que ellos están negando también es parte de quienes son. La lucha interna se vuelve más intensa si intentamos sacar o exiliar a algún aspecto de nuestra personalidad. Parece razonable entonces, crear un díalogo interno en lugar de luchar o amputar.
¿Qué pasa cuando intentamos luchar en contra de nosotros mismos?
Transcutol , sentite come suona bene? o per l’approvazione definitiva si dovrà attendere la conferenza Stato-Regioni. Che ne contiene invece solo il 25% o così come gli uomini che hanno una maggiore sensibilità ai componenti principali del Viagra O Multiminerale completo, appositamente formulato per supportare le esigenze nutrizionali delle donne.
Normalmente estas frases se expresan en momentos de contradicción y lucha interna donde parece que lo más fácil sería poder exiliar, extirpar o amputar a esa parte de nosotros que nos molesta o nos duele. Sin embargo, no hay nada más contraproducente… es como intentar calmar un niño a gritos. Mientras más reprimimos, más gritará. Lo mismo pasa internamente, mientras más presión hagamos para deshacernos de esa parte de nosotros, luchará con más fuerza para hacerse visible.
¿Por qué funcionamos así?
Puede ser útil la imagen de que estamos conformados por subpersonalidades. Es decir que nuestros pensamientos y emociones provienen de aspectos diversos de nuestra personalidad. Bajo esta imagen podemos concebir la idea de que convivan posturas muy enfrentadas y contradictorias. El problema está cuando estas partes de nosotros se polarizan y se dirigen a los extremos. De esta forma, hay poco espacio para la integración de todo lo que somos.
Por ejemplo, podemos encontrar una parte de nosotros que se muestre como una niña pequeña queriendo llorar desconsoladamente y a otra parte enfrentada que se muestre extremadamente rígida y que no permita ninguna señal de vulnerabilidad.
La idea de la multiplicidad o sistema de partes no es desde una visión patológica, como si hablar de diferentes partes de uno fuese equivalente a tener un trastorno de identidad disociativo (antes conocido como personalidad múltiple) o de una esquizofrenia. En su lugar, se trata de reconocer que pueden convivir diversos aspectos de nosotros que tienen su propia historia, creencias limitantes, emociones y sensaciones corporales.
¿Cómo podemos crear un díalogo interno en lugar de luchar o amputar?
- Preguntarnos qué pasaría si esa parte que protege dejara de hacer su trabajo (i.e. retener las lágrimas)
- Desarrollar una mirada compasiva y de curiosidad para esas partes de nosotros que están sufriendo
- Reconocer que no hay partes malas, solamente partes que han sido dañadas
- Escuchar su historia: normalmente estas partes son portadoras de historias dolorosas y conclusiones personales en nuestra vida que necesitan ser escuchadas. Todos anhelamos encontrar a alguien que nos entienda, nos escuche y nos de un lugar
- Integrar a todas las partes. El sistema funciona mejor si todas las partes están integradas, si cooperan en lugar de luchar. Esto sucede cuando les damos un lugar a todas ellas y buscamos respuestas más adaptativas.
Cuando una persona llega a consulta pidiendo dejar de sentir lo que siente, se abre una oportunidad de diálogo interno que sea más flexible y permitir que todas las partes tengan su lugar y trabajen en unísono. Es decir, crear un díalogo interno en lugar de luchar o amputar. Aunque este camino pueda ser más largo que una amputación tiene resultados más duraderos y evita riesgos como el síndrome del miembro fantasma en el que el dolor se continúa sintiendo inclusive una vez extirpado el miembro.