El uso de las tecnologías se tiene que decidir en familia
En la actualidad vivimos en un mundo envuelto en vertiginosos cambios tecnológicos y este ritmo no parece tener intención de parar. Como padres, tenemos un reto importante para acompañar a nuestros hijos en un uso responsable de estas herramientas. El uso de las tecnologías es algo que se tiene que discutir y decidir en familia.
Según Montejo (2016) el 90.9% de los adolescentes de 15 años tienen teléfono móvil y el 56.98% se conectan solos sin ningún tipo de supervisión. Desde la Fundación ANAR se diseñó un contrato para pactar un uso responsable del teléfono móvil. En este contrato se establecen ciertos parámetros en relación a horarios; prohibición de su uso en el colegio; permisos para descarga; responsabilidad de gastos económicos extras; manejo de datos personales, etc.
El primer paso para confeccionar este contrato es la reflexión del adulto: ¿qué tipo de uso haces tú como adulto/a de las tecnologías? Sabemos que somos la referencia para nuestros hijos así que la gestión pasa primero por nosotros. ¿Dónde nos ponemos el límite? ¿Qué substituye la tecnología para nosotros? ¿Cómo potenciamos capacidades cognitivas más allá de las tecnologías (memoria, orientación, comunicación)?
¿Cuándo debería preocuparme?
Es importante entender que las nuevas tecnologías son herramientas muy útiles e imprescindibles en el mundo actual pero que requieren de una gestión responsable. Podemos encontrar tres niveles de uso: positivo, abuso o adicción.
Existen varios indicadores que muestran un uso problemático. Es importante tener en cuenta que más que les horas invertidas, es importante el grado de interferencia en la vida cotidiana en aspectos como:
- Reducción de niveles de amabilidad, apertura y responsabilidad
- Mayor inestabilidad emocional, impulsividad y problemas de conducta
- Ansiedad
- Pérdida de control
- Baja de autoestima
- Si hay una reducción de las horas de sueño (<5 horas) para poder conectarse
- Dejar de lado otras actividades
- Recibir quejas de un uso abusivo
- Pensar en la red o el móvil constantemente
- Intentar limitar el tiempo de conexión sin éxito
- Mentir sobre el tiempo real que se está conectado
- Bajo rendimiento escolar, irritabilidad, aislamiento
- Sentir una euforia anormal delante de un Smartphone
- Preferir ciberrelaciones a las personales
¿Qué se puede hacer desde casa?
- Incentivar relaciones: El mundo virtual puede ser un refugio para aquellos que tienen dificultades para relacionarse en la vida real pero esto puede llevar a confusiones de lo que realmente es una amistad. Es importante que los niños y adolescentes puedan mantener un círculo saludable de relaciones sociales presenciales. Esto es algo que las familias pueden fomentar, al igual que la comunicación dentro de la familia.
- Marcar límites: los dispositivos tecnológicos necesitan ser regulados por un adulto responsable. El uso de tecnologías se tiene que decidir en familia. No deberían permanecer en la habitación a la hora de ir a dormir; substuir a las conversaciones y encuentros familiares o tener “barra libre”. Los límites pueden ser en relación al horario, filtros de control parental,
- Educar con ejemplo: como se comentaba anteriormente, es importante que el adulto pueda hacer un uso responsable para predicar con el ejemplo.
- Estar atento: observar los cambios en conducta, estado de ánimo y relaciones.
- Comprometerse: en casos donde hay un uso problemático o adicción se necesitará de un alto nivel de compromiso por parte de la familia.
- Pactar un contrato: acordar en un contrato de uso responsable y consecuencias pactadas.
¿Cuándo debería buscar ayuda profesional?
Es importante saber que los canales neuronales de adicción son los mismos independientemente del objeto de adicción. Es decir, nuestro cerebro muestra los mismos síntomas de tolerancia (querer cada vez más para obtener el mismo efecto); abstinencia (sensación desagradable que se experimenta cuando no se puede obtener el objeto de adicción); dependencia (presencia de tolerancia y abstinencia).
Erróneamente se piensa a veces, que por el hecho de no estar ingiriendo ninguna substancia tóxica el efecto en el cerebro no es el mismo. En este sentido es relevante saber que el cerebro se va modificando a través de las interacciones que recibe, es decir una adicción a la tecnología puede tener un efecto neuronal (más allá de la conducta).