El proceso de evaluación psicológica consiste en la utilización de instrumentos estandarizados y sustentados por evidencia científica que nos orientan sobre características particulares o estados emocionales de la persona evaluada. Existe un amplio inventario de herramientas para la evaluación que nos ayudan a comprender a la persona en temáticas como el desarrollo y aprendizaje, aptitudes profesionales, personalidad, inteligencia, presencia de trastorno mental, grado de sintomatología, estado emocional, creatividad, motivación, etc.
Las evaluaciones se llevan a cabo por personas cualificadas con el propósito de guiar un proceso terapéutico. Con este objetivo, se integra información de diferentes fuentes para tener una visión amplia de la persona en un momento concreto y con esta información diseñar una intervención psicológica acorde.
Para llevar a cabo una evaluación se recoge información a través de instrumentos como tests, cuestionarios o entrevistas según la finalidad y enfoque de trabajo. Una vez recogida la información se interpreta e integra y se hace una devolución al individuo.
En general, la evaluación nos sirve a los profesionales para podernos comunicar correctamente así que en ningún caso se considera a la evaluación psicológica como una etiqueta.