¿Cómo ayudar a un niño a superar un trauma?
No podemos evitar que nuestros hijos sufran pero sí podemos ayudarlos a curarse. Los padres tienen un rol fundamental para ayudar a un niño a superar un trauma.
A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a diversas situaciones que pueden marcarnos positiva o negativamente. Una experiencia traumática puede dejar una huella profunda y afectar nuestra forma de comportarnos y de sentir, inclusive de forma inconsciente.
Tendemos a pensar que para que algo se considere un trauma tiene que ser una experiencia aterradora y casi innombrable (abuso, catástrofe natural, bullying…). Sin embargo, cada vez encontramos más personas marcadas por experiencias traumáticas más sutiles. Según la definición de trauma lo importante no es tanto lo qué pasa sino cómo se percibe. Por eso existen niveles de trauma, desde “mini traumas” hasta traumas complejos.
El trauma es una experiencia inevitable que supera nuestra capacidad de defensa o reacción y que por lo tanto congela a la persona en ese momento. De cierta manera es como si una parte de nosotros se quedase enquistada en ese momento, a veces incapaz de poder explicar lo que pasó. Es por esto que en ocasiones reaccionamos de forma desmesurada y fuera de contexto. Estas experiencias pueden afectar el nivel de concentración, el estado de humor, la capacidad de vivir el presente, entre otros.
¿Cómo podemos ayudar a un niño a superar un trauma?
1. Proteger: lo más importante para que un niño pueda superar un trauma es estar seguro. Nadie puede pasar página de algo que sigue ocurriendo.
2. Dar lugar a su historia: a veces pensamos que hablar de algo es contraproducente, que es “darle demasiada importancia”. Partamos de la idea que ya tiene mucha importancia y que hablar sobre eso es una manera de poderlo entender y contextualizar. Los niños necesitan narrar su propia historia y que nosotros estemos presentes para ellos.
3. Ayudar a autorregularse: Lo normal es que puedan tener sensaciones o pensamientos intrusivos o por el contrario un estado de entumecimiento. A través de nuestra propia regulación o de ejercicios de respiración podemos ayudar a regular la emoción. Pero tenemos que tener en cuenta la edad del niño: a veces necesitarán tener un espacio para exteriorizar sus emociones de forma libre.
4. Explicarle lo que pasó: para poder procesar algo nuestro cerebro necesita entender lo que pasó. Utilizar un lenguaje adaptado a su edad para poder explicarles les puede ayudar a entender.
5. Buscar ayuda: En ocasiones los padres no pueden sostener el dolor que les produce escuchar a sus hijos y por esto buscan ayuda profesional. Pero aunque estén apoyados por un profesional el papel de los padres puede ser clave en la integración de la experiencia traumática.