Sentirse atrapado
En la actualidad todos estamos atravesados por una situación que nos atrapa. En primer lugar, el confinamiento nos obliga a parar; nos restringe el movimiento; el trabajo; la diversión; el encuentro. A esto se le suman las preocupaciones: futuro económico; repercusiones sociales y educativas; libertad de movilidad; y un largo etcétera. A muchos nos persigue la amenaza concreta: el miedo a enfermar, a perder un ser querido, a no podernos despedir, a dejar que mueran solos. En el peor de los casos, estas preocupaciones se convierten en una realidad. Todo parece confluir para sentirse atrapado.
El cuerpo recuerda sentirse atrapado
Todas estas situaciones pueden despertar la sensación concreta de sentirse atrapado. Pero no todos las experimentamos de la misma forma. Mario Salvador comentaba en su entrevista como esta situación puede despertar traumas pasados:
“Hace unos días un paciente me hablaba de su gran sensación de sentirse atrapado al no poder salir de casa. Había reconectado con una experiencia vivida de niño, con el trauma derivado de las muchas veces que tuvo que ser hospitalizado. Accedió a estos recuerdos de sentirse privado del contacto con sus padres, de no poder moverse… Así funciona nuestra memoria.
El hecho de sentirse atrapado hoy, lo conectó directamente con este trauma no resuelto. Las personas que han vivido un abandono temprano y pasan solas este confinamiento pueden sentir que se despiertan sus traumas de abandono. No nos va a pasar a todos, dependerá de nuestras experiencias previas.”
Este ejemplo ilustra como el sentirse atrapado puede ser un recuerdo fisiológico. En otras palabras, nuestro cuerpo recuerda experiencias en las cuales realmente no podía escapar. Si tenemos en cuenta que el cerebro no distingue entre realidad y percepción podemos concluir lo importante que es poder observar y aportar información contextualizada para saber si nuestra reacción es actual o es un recuerdo. Esto se ve claramente en el caso que aporta Mario Salvador en el cual el recuerdo infantil de estar “atrapado” en el hospital se despierta por el confinamiento actual.
Respuesta del sistema nervioso autónomo
En este sentido, la sensación de estar atrapado nos conecta con la desesperanza y la falta de recursos. Es decir, es una manera que tiene nuestro cuerpo para decir que no puede más, se siente sobrepasado y sin salida. Ante una amenaza nos preparamos para escapar o pelear (flight/fight), pero si esto no es posible recurrimos a la inactividad. Esta respuesta es una manera que tiene el organismo de defenderse…es la última defensa.
Pero debajo de esta respuesta hay energía que no pudo salir: un grito que no pudo ser emitido, un puñetazo que no se lanzó, unas piernas que no pudieron echar a correr. Ponerse en acción es una manera de dejar salir esta energía atrapada. Stephen Porges explicaba en su entrevista: “respeta y honra las respuestas de tu cuerpo… Si investigas qué dispara tus sensaciones podrás encontrar alternativas”
Por esta razón, es importante no desestimar ninguna reacción somática, sino entenderla como una manera de comunicación interna sobre cómo está siendo una situación para nosotros. Esto se encuentra en la misma línea de poder acoger todo lo que somos y las experiencias que se despiertan sin tener necesidad de amputar o exiliar.