Mitos del amor romántico y la violencia
El 25 de Noviembre es el Día Internacional en contra de la Violencia de Género y uno de los puntos sobre los cuales se puede hacer hincapié es el trabajo con adolescentes en la prevención de la violencia. Desde el Consejo General de la Psicología en España se ha explorado el papel que tienen los programas de sensibilización, información, reflexión y formación para que los adolescentes puedan construir relaciones más sanas y positivas. Uno de los puntos en los que se pone atención son los mitos sobre los cuales se sustentan nuestras relaciones amorosas. Los mitos del amor romántico pueden generar relaciones de desigualdad, dependencia y violencia.
¿Cuáles son los mitos del amor romántico?
Los mitos son construcciones humanas para explicar el mundo que nos rodea. Estas narrativas se han utilizado durante la historia humana como mapas emocionales y modelos de conducta.
En relación al amor romántico se han identificado varios mitos en relación al amor romántico pero se pueden resumir en los siguientes:
- Mito de la media naranja: Hay una persona ideal para cada uno. Estamos predestinados a encontrarnos y complementarnos a la perfección. El peligro de creer este mito es generar expectativas poco realistas sobre la pareja, al igual que mantener relaciones enfermizas por miedo a perder a la pareja ideal. Por otro lado sitúa a las personas como seres incompletos.
- Mito de la pareja heterosexual: Este mito sostiene que la pareja natural es un hombre y una mujer. Se apoya en la idea de que fuimos creados en pareja y por lo tanto deberíamos “reencontrarnos”. El peligro de este mito es el rechazo y autorechazo a otros tipos de relaciones amorosas y atracción.
- Mito del dolor: El amor implica sacrificio, sufrimiento y resignación. Se sostiene bajo otro mito: el de la omnipotencia del amor. Es decir, el amor es tan poderoso y puede con todo así que si hay amor se podrá aguantar cualquier situación. “Por ti daría la vida” Es verdad que las relaciones (de cualquier tipo) implican renuncias y acuerdos pero el peligro de este mito es normalizar conductas de violencia ya sean explícitas o implícitas. Por otro lado, también simplifica las relaciones humanas, como si solamente fuese necesario el amor.
- Mito de la exclusividad: Bajo este mito se induce a pensar que el ser amado es capaz de cubrir todas nuestras necesidades y por lo tanto no necesitamos de nada más. “Contigo me basta. No necesito nada más”. Este mito se sustenta bajo la idea del modelo de pareja fusional y la media naranja. Bajo este tipo de modelo dos personas se complementan tanto que no requieren de un espacio personal ni de una vida propia. El peligro de este mito es limitar el desarrollo individual y establecer relaciones de control y dependencia. Además, es interesante señalar que la fusión con el otro se puede interpretar como un deseo de volver al vientre materno. Donde se establece una relación de dependencia y de amor incondicional.
- Mito de la constancia: El amor se mantiene constante al largo del tiempo y por lo tanto si una persona deja de sentirse enamorada quiere decir que ya no ama a su pareja. El peligro de este mito es generar expectativas poco realistas al igual que el consumo de relaciones superficiales en búsqueda constante de ese “subidón” del enamoramiento. Las relaciones se transforman y evolucionan.
- Mito del amor ciego: Esta idea nos deja desvalidos frente a un Cupido que escoge por nosotros. Se presenta al amor como una fuerza irracional que no está influenciada por factores sociales ni culturales. “Si tiene que ser, será” El peligro de este mito es pensar que no tenemos libertad ni responsabilidad sobre de quién nos enamoramos y cómo actuamos al respecto. “Lo hice por amor…”
- Mito de los celos: Se entiende bajo este mito que los celos son una señal de amor. Es decir, si sientes celos es que te importa tu pareja, si no, se pone en duda tus sentimientos. El peligro de este mito es ejercer un control sobre la pareja aislándola e inmiscuyéndose en temas como su apariencia física. Por otro lado, puede generar que se intente poner celoso a la pareja como una señal de enamoramiento.
- Mito de la sexualidad: Este mito sostiene que el deseo y la pasión deberían ser constantes a lo largo del tiempo. Asimismo que las relaciones sexuales son la base de la relación de pareja y por lo tanto no se entiende que uno de los dos no esté preparado, disponible o con ganas de tener relaciones sexuales. El peligro de este mito es establecer relaciones de control en la que una parte se sienta obligada a realizar acciones que no desea. Por otro lado, se pone presión tanto en hombres como en mujeres: “él ha de querer siempre” y “ella ha de complacer”. “Él hombre propone y la mujer dispone.”
Como se puede comprobar, los mitos están interrelacionados entre sí y se sustentan unos con otros. Estos comportan ciertos riesgos que pueden llevar a relaciones de dependencia, desigualdad, control y violencia. Pero a nivel psicológico también pueden generar emociones de decepción, baja tolerancia a la frustración, celos, rabia, presión por complacer e incapacidad de estar solos.
¿Qué podemos hacer?
- Enseñarles a identificar sus emociones: de esta forma podrán reconocer cuando sientan celos, rechazo, rabia…
- Dotar de recursos para la regulación de las emociones: crear espacios de aprendizaje para canalizar emociones en situaciones de conflicto
- Aprender a resolver conflictos de forma pacífica
- Ofrecer espacios de reflexión para no hacer una aceptación acrítica de los mitos
- Revisar los esteriotipos que se perpetúan a través del lenguaje, currículum…
- Crear protocolos de detección de casos de violencia
Según apunta (Martínez y Santos, 2015) en la publicación del Consejo General de la Psicología en España “Amar es construir un difícil equilibrio entre la autonomía y el cuidarse mutuamente, ayudarse en el desarrollo individual y mutuo y, a la vez, desarrollarse desde y para la libertad. Confianza en el otro y lealtad a los acuerdos contraídos son dos pilares fundamentales sobre los que asentar este equilibrio.”
En todo caso, lo más importante es poder empoderar a las personas para que sean ellas mismas las que creen estas relaciones sanas y no que esperen que sea un ser externo (Instagram, Facebook, padres, profesionales) los que marquen cómo deberían relacionarse. “Enseñando a amar prevenimos la violencia de género.”
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Enseñando a amar prevenimos la violencia de género.