A través de las interacciones en el núcleo familiar, el niño aprende cómo funciona el mundo; qué esperar de los demás; cómo gestionar sus emociones; cómo comportarse… Los niños experimentan cambios físicos que les ayudarán a mejorar sus habilidades motrices y poder explorar su entorno. A nivel psicológico, a lo largo de la infancia se desarrollan capacidades de pensamiento lógico, uso del lenguaje y la memoria. A nivel socio-emocional, van desarrollando su personalidad y definiendo su auto-concepto a través de las relaciones que establecen.
Las familias también experimentan cambios y necesitan adaptarse a las necesidades del infante.